En la actualidad ser un docente
representa tener que enfrentarse a incontables horas de trabajo dentro y fuera
del aula de clases, ya que las matrículas crecen sin parar. Tener que lidiar
con todo el papeleo administrativo, que significa muchas veces tener que
realizar modificaciones a tu planificación, propuestas y estadísticas de último
minuto.
Ser docente significa mucho más,
significa establecer una conexión con tus alumnos y su realidad cotidiana. En
ocasiones, significa tener que sentarte a escuchar sus problemas y situaciones
familiares. Incluso, sobre sus corazones rotos. Todo este preámbulo, es para
poder englobar la idea de lo que representa ser un docente.
Es por ello, que al inicio, se
nos hace cuesta arriba poder engranar nuestra práctica educativa con la
realidad del salón. Encontrar relación entre lo aprendido en la universidad
puede parecer un universo distante a la práctica. Todo reside, en mi opinión,
en encontrar relación entre ese espectro intangible de realidad y lo que los
teóricos han venido estudiando.
Yo consideraba que mi práctica
educativa estaba ampliamente orientada hacia el enfoque constructivista, ya que
mi proceso de planificación de los contenidos que se desarrollarían en un
lapso, comienza con la discusión de estrategias y de evaluación con mis
estudiantes. Establecemos objetivos a alcanzar durante el período escolar, lo
que nos traza un mapa a seguir.
Sin embargo, al iniciar la
Maestría pude identificar varias fallas importantes en mi desempeño. El desconocer
y desligar la práctica de la realidad educativa, puede conducirte a ser un
docente que reproduce fracasos. Sin darme cuenta, precisamente por
desconocerlo, que mi método de enseñanza era el de Gramática-Traducción, que
generalmente comenzaba por el uso correcto del diccionario y luego con la forma
más idónea para ellos descifrar el significado, ajustándolo a la realidad y a
como ellos consideraban esa información sería en el español. Creía que de esta
manera, ellos irían moviéndose de terrenos, aprendiendo vocabulario,
estructuras, pero la realidad era que difícilmente las ponían en la práctica
oral. Mi error fue pensar que los estudiantes, por no tener una base, por lo
menos básica en el dominio de estructuras muy fáciles e iniciales, no podrían
ser capaces de producir. O por no manejar la pronunciación, sería un trabajo
inmenso. La puesta en práctica de otros métodos, con los que me puse en
contacto por primera vez dentro de la maestría, me permitió descubrir, no solo
las potencialidades de mis estudiantes para enfrentarse a nuevos contenidos y
estrategias, que los motivaron infinitamente a participar y a la producción,
aunque con errores en los que fuimos trabajando. Descubrí también una faceta de
mi propia personalidad docente que no conocía, mis expresiones, la facilidad
para hacer llegar el mensaje, el uso de materiales que antes no habría
imaginado como emplearlos.
En la actualidad, he adoptado
elementos tanto del conductismo como del constructivismo. Me gusta dar los
espacios para el ensayo y error, para la participación activa, para las
preguntas; pero también me gusta mantener el orden a través de los refuerzos,
ya sean estos con palabras, puntuación e incluso a veces con ciertos castigos,
debidos sobre todo a la conducta.
Me he propuesto, tratar de
desarrollar en los estudiantes un mayor interés por el inglés debido a la
importancia que este representa para la comunidad donde vivimos, ya que siempre
hay mucha concurrencia turística internacional, y lo cierto es que no se cuenta
con un servicio de atención para usuarios de otras nacionalidades y lenguas.
Por otra parte, comprender también que el mundo globalizado de la actualidad
nos lo exige, en todos los niveles educativos y profesionales, ya sea para
tener acceso a información científica y técnica, a la tecnología de vanguardia
y a posibilidades de mayores oportunidades de conseguir empleos tanto dentro
como fuera del país, que amplien sus oportunidades de éxito. Hago esto ya que
ellos, después de varias conversaciones, me expresaron que veían al inglés como
una lengua distante y ajena a ellos, carente de sentido el manejarla.
Por otra parte, he tratado de
incorporar diferentes estrategias dentro del salón, sonidos, imágenes,
lecturas, producción escrita, de manera que se puedan abarcar todos los estilos
de aprendizaje. También, he comenzado a tomar en consideración los filtros
afectivos señalados por Krashen, generando tranquilidad, confianza, espacios de
compartir entre grupos y espacios para reír de nuestros propios errores y
avanzar.
Uno de los métodos con el que he
tenido mayor éxito, es con la implementación del Directo. Los estudiantes inmediatamente notaron el
cambio en la forma y respondieron de manera positiva. Trabajamos, por ejemplo
en base a una imagen y a través de preguntas generadoras, solicitaba a los
estudiantes hacer una observación profunda de la imagen y describirla lo más
detalladamente posible. Esta actividad generó gran interés y los estudiantes no
dudaron en hacérmelo saber.
A partir de esa experiencia, me
solicitaron realizar más actividades orales.
Ahora nos hemos propuesto
realizar más presentaciones orales, hablar sobre temas más variados, ya que
quieren ser capaces de realizar un vídeo como evaluación final, que puedan
compartir con estudiantes de otros países, de inglés como nativos o como lengua
extranjera.
También es importante tener la
capacidad de emplear lo que esta en boga para ellos y usarlo como herramientas.
Una de las maneras en las que yo pude conciliar el uso de redes sociales y
celular, fue a través de grupos privados para cada salón donde dejaba material,
compartía canciones o páginas especializadas en la enseñanza de otros idiomas,
les dejaba preguntas acerca de algún vídeo o acontecimiento. También usé el
celular para que tomaran fotografías y luego las discutieran de manera oral e
hicieran un pequeño informe escrito donde vaciaran la información, en el salón.
Los docentes también debemos ser
capaces de tomar decisiones en pro de los estudiantes que estan bajo nuestra
guía, por ejemplo, a la hora de traer a nuestra planificación contenidos que
consideramos necesarios pero que no se encuentran dentro del currículo
establecido, ni de los libros empleados. Darnos cuenta de que no todas las
nuevas estrategias propuestas funcionaran en todos los espacios. Pablo Arnáez
(2005), considera que a veces la actualización teórica contrasta notablemente
con las carencias teórico-prácticas de algunos docentes, en ocasiones
completamente ajenos al devenir científico y humanístico, lo que pretende
señalar, que debemos estar abiertos a los cambios. Pero que una vez los haya,
realmente actuar acordes, reconciliar la práctica con la teoría.
Twitter: @asteropea
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